¿Cómo tratar una costra?

Cubre las costras con vendas para mantenerlas limpias.
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La capa externa de la corteza sobre tu última cortada, raspadura o quemadura evita que las bacterias entren en la piel en curación. Debajo de la costra gruesa, las células trabajan para reconstruir una nueva piel color de rosa, al tiempo que combaten los gérmenes intrusos. Si quitas la costra antes de que la piel tenga la oportunidad de sanar adecuadamente, podrías incurrir en una cicatriz permanente. Tratar una costra correctamente evita que penetre una infección en la herida y permite un tiempo de curación normal para prevenir o reducir el riesgo de cicatrices.

  1. Limpia el área costrosa diariamente. Humedece un paño con agua tibia y jabón. Pasa el paño suavemente sobre y alrededor de la costra. No frotes la costra, ya que podrías arrancarla. Enjuaga el paño con agua tibia y seca la costra, removiendo el jabón de la zona. Presiona una toalla de baño con suavidad contra la piel para eliminar la humedad.

  2. Aplica una pequeña cantidad de ungüento antibacteriano en la punta de tu dedo. Cubre toda la costra y el área circundante con el ungüento.

  3. Cubre toda la costra con un vendaje y asegúralo firmemente a la piel circundante. Reemplaza el vendaje dos veces al día al principio, y luego una vez al día a medida que se cure la lesión. Después de que la costra se vuelve gruesa y crujiente, pasa un día sin la venda, si puedes mantener el área limpia. Puede ser que no requieras vendajes más adelante en el proceso de curación. Permite que la costra se caiga de la piel por su cuenta. Esto sucede normalmente mientras estás lavando la zona.

  4. Hidrata la piel nueva color rosa con una crema de ñaloe calmante durante dos o tres días después de que se caiga la costra.

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