Cómo hervir chorizos antes de asarlos

Escrito por Lillian Downey ; May 10, 2017
Jupiterimages/liquidlibrary/Getty Images

Los chorizos vienen en una variedad de sabores y tamaños, desde los sabrosos chorizos a la cerveza, a los más pretenciosos a base de pollo y hierbas. Esta diversidad en cuanto a sabores hace de ellos un excelente sustituto para los simples perros calientes, en especial si buscas un cambio para el picnic clásico, o para la barbacoa al aire libre, sin ser demasiado extravagante. Hervir los chorizos crudos o precocidos antes de asarlos ayuda a que los sabores infusionen, y a una cocción segura y completa de estos embutidos.

Coloca los chorizos en un sartén, y deja alrededor de 1/2 pulgada entre ellos.

Vierte con movimientos ligeros una cantidad pequeña de aceite de oliva sobre los chorizos, para que no se peguen al sartén. Mueve el sartén hacia atrás y hacia adelante con el fin de cubrir los chorizos con aceite.

Vierte cerveza o agua en el sartén hasta cubrir apenas los chorizos. Usa cerveza si te agrada el sabor que les brindará a los embutidos, y utiliza agua si quieres conservar el sabor original de los mismos.

Agrega dos o tres dientes de ajo, una cucharada de té de semillas de comino, un puñado de cebollas picadas o cualquier otro sabor que quieras infundir en los chorizos.

Cubre el sartén con una tapa que ajuste de manera firme, y pon al máximo el calor de la hornalla.

Deja que el líquido que rodea a los chorizos hierva con intensidad, y luego reduce el calor hasta un punto medio. Hierve en este punto de 10 a 20 minutos, o hasta que los centros de los chorizos estén calientes y desprendan vapor. Evita llevar el líquido a un hervor intenso, ya que puede causar que los chorizos revienten y se resequen.

Remueve los chorizos con pinzas, y transfiérelos enseguida a la parrilla. Ásalos hasta que el exterior esté crujiente y tostado, y la temperatura interior llegue a los 165 grados Fahrenheit.

Si tienes más tiempo y deseas sabores impregnados de manera intensa, puedes cocinar los chorizos en un hervor bajo durante varias horas. Asegúrate de verificar el nivel de líquido con frecuencia, y reemplázalo si se evapora. Mantén los chorizos en el líquido del hervor hasta que estés preparado para asarlos, con el fin de evitar el desarrollo de bacterias nocivas.

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