Cómo alimentar a los bebés con arándanos

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Los arándanos son alimentos nutritivos y sabrosos para los niños y se pueden servir y almacenar con facilidad. En general, estas frutas son seguras para que las coman niños de entre 6 y 8 meses de edad, y no tienen ninguna relación con las bayas alérgicas, como las fresas y las frambuesas, frutas que pueden desencadenar reacciones alérgicas en bebés menores de un año de edad. Puedes cortar los arándanos en pequeños trozos para reducir los riesgos de asfixia al ingerirlos, y son un alimento ideal para aliviar los dolores de la dentición en los bebés.

Elige arándanos orgánicos que sean de color azul profundo, regordetes y que no estén golpeados ni blandos. Como no se deben pelar los arándanos y tienen una piel muy fina, es mejor que compres los orgánicos para garantizar que los pesticidas nocivos no hayan contaminado a la fruta.

Lava muy bien los arándanos para eliminar restos de suciedad o partes del tallo de la fruta.

Coloca los arándanos sobre una tabla para cortar limpia y corta los frutos a la mitad o en cuartos para que el bebé no se ahogue mientras los come. Si le das a tu bebé arándanos congelados sirven para aliviar el dolor de la dentición. Para servirlos fríos, colócalos en el congelador durante 20 minutos, luego retíralos, córtalos y estarán listos para servir.

Dispersa los arándanos o o los trozos que hayas cortado encima del área para comer de la silla del bebé; esto sirve para asegurarte de que el bebé coma porciones individuales de forma segura en lugar de puñados.

Controla a tu bebé mientras come los arándanos para asegurarte de que no coma demasiados trozos al mismo tiempo o para notar si muestra síntomas de una reacción alérgica. Aunque las alergias son poco frecuentes en bebés mayores de seis meses, la inflamación y comezón en los párpados, los labios o la piel pueden ser síntomas de sensibilidad a la fruta. Consulta con el médico de inmediato si tu bebé sufre una reacción alérgica.

Puedes almacena los arándanos frescos en una bolsa o en un recipiente dentro del refrigerador durante una semana como máximo, o congélalos dentro de una bolsa con cierre al vacío, y podrás consérvalos hasta por tres meses.