¿Puedo cocinar el pollo directamente congelado?

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés), ha publicado de manera regular pautas sobre el manejo y consumo de productos cárnicos congelados o crudos.

Al respecto, enfatiza la importancia de descongelar previamente los productos cárnicos en el refrigerador o en agua fría para evitar las enfermedades transmitidas por los alimentos.

¿Pero qué hacer cuando estás corto de tiempo y necesitas cocinar un pollo congelado?

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Pues puedes seguir adelante y cocinar el pollo, pero los tiempos y métodos de cocción pueden variar según el tamaño del mismo, si lo harás entero o solo unas partes.

Además, es muy importante que vayas revisando cada pieza o parte de carne para asegurarte que la misma alcanza durante la cocción una temperatura segura de al menos 74 grados centígrados, mínima para matar cualquier bacteria.

Cocinar en olla de presión

Una de las maneras más rápidas de cocinar un pollo congelado es en una olla a presión.

Rocía un poco de aceite en el fondo de la olla a presión y ajusta el fuego a medio-alto.

Pon cada pieza de pollo de forma individual en el aceite caliente durante un minuto por cada lado, hasta que el pollo empiece a dorarse.

Luego espolvorea la parte superior de cada pieza con tus especias favoritas. Pon la tapa en la olla y llévala a alta temperatura y cocina el tiempo que te recomiende el manual de instrucciones.

Evita cocinar pollos enteros en una olla a presión o se romperán durante el proceso de cocción, lo que reduce la calidad general de la carne.

Al horno

Hornear es uno de los métodos más simples de preparación para los pollos, tanto para los pollos enteros como para los trozados recién sacados del congelador.

Por tal motivo, es usado por muchos para cocinar un pollo congelado en momentos de urgencia.

Engrasa la parte inferior de una bandeja de hornear y pon el pollo en una capa uniforme en el fondo del plato.

Coloca el pollo en un horno precalentado a 350 grados y cocina por 20 minutos. Luego retíralo y sazónalo con tu mezcla de especias preferidas.

Condimenta después de que el pollo se haya cocinado por unos pocos minutos, debido a que las especias se deslizarán fuera del pollo congelado.

Regresa el pollo al horno y cocina el tiempo que consideres suficiente. En todo momento revisa la temperatura en la zona más gruesa sea igual o superior a 74 grados centígrados, señal de que se cocinó satisfactoriamente y dentro de los márgenes de seguridad alimentaria.

Recuerda que cocinar un pollo congelado requerirá mucho más tiempo al horno que uno descongelado.

Como ejemplo, un pollo descongelado de 2,5 kilos de peso puede tardar 2 horas y media en hornearse al punto ideal, pero el mismo pollo, esta vez congelado, puede requerir hasta 3 horas y 45 minutos.

Si al sacarlo y comenzar a cortarlo ves que hay partes de color rojo o con sangre, regrésalas al horno y sigue cocinándolas hasta que estén listas.

Método sobre la hornilla o fogón

Cocinar el pollo en el horno tiene algunas desventajas, como que a menudo pueden quedar quemado en el interior o en el exterior.

Esto se puede resolver reduciendo el tamaño de las piezas y cocinarlas en una sartén directo en la hornilla o fogón de tu cocina.

Para ello, coloca la pieza de pollo sobre una tabla de cortar limpia y córtala en la forma deseada.

Las tiras largas y finas de pechugas de pollo son ideales para las fajitas, mientras que los cubos son la forma ideal para sopas y guisos.

Dora el pollo cortado en una sartén a fuego medio, cocina hasta que la carne pierda su color rosado y se haya preparado a la temperatura adecuada.

Como en los demás métodos, cocinar un pollo congelado puede tardar hasta 50 por ciento más que el pollo fresco, por lo que debes dedicar más tiempo en consecuencia.

Preparaciones alternativas

Evita las cocinas lentas al preparar pollo crudo congelado, pues ollas o cocinas de cocción lenta no calentarán lo suficiente (74 grados centígrados) para eliminar los patógenos presentes en la carne cruda.

Además, mantendrán una temperatura inadecuada durante muchas horas, creando una especie de caldo de cultivo para las bacterias.

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Esto es muy peligroso y puede favorecer la transmisión de enfermedades alimentarias como la salmonelosis.

Por su parte, los hornos de microondas producen una cocción desigual, por lo que algunas partes quedarán cocidas y otras crudas.

ADVERTENCIA: Este artículo no debe considerarse como un equivalente de una consulta médica profesional. Consulte a su médico de confianza ante cualquier duda sobre este u otro tema relacionado con su salud.