¿Qué motiva a un adolescente a convertirse en un intimidador?

Los adolescentes a menudo actúan bajo sus impulsos antes que considerar las consecuencias.

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Los adolescentes de hoy están motivados por los mismos impulsos que los motivaron en el pasado: el ambiente social. Aunque el ambiente social de hoy es diferente, los adolescentes intimidadores siguen actuando de la misma manera. Los chicos, cuando alcanzan la edad de la adolescencia, de pronto tienen un nuevo objetivo, el estatus social, que a menudo intentan ganar por medio de la fuerza.

El cerebro del adolescente

Animar a un adolescente a hacer algo requiere de mucha contemplación y a menudo es difícil, porque los lóbulos frontales del cerebro del adolescente son lo último por desarrollarse. Los lóbulos frontales controlan los mecanismos racionales de la decisión de hacer. En representación de la American Bar Association, la doctora de la Harvard Medical School, Debora Yurgelun-Todd puntualiza sobre los adolescentes: "Responden más fuertemente de manera visceral" en vez de "evaluar las consecuencias de lo que están haciendo". Debido a que los adolescentes carecen de un completo desarrollo del cerebro, son altamente propensos a conductas impulsivas y a ser negligentes con las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, un adolescente a quien sus amigos engatusan con malas acciones, es mucho más probable que se incline al lado de pensamiento impulsivo, "esto me hará popular" en vez del pensamiento lógico sobre las consecuencias a largo plazo; "esto podría meterme en muchos problemas".

El ambiente del adolescente

Es difícil para un adulto entender que motiva a un adolescente porque su ambiente difiere mucho del ambiente de los adultos. En la vida de un adolecente cada acción tiene una consecuencia social. Por eso podría parecerle a los padres que los adolescentes actúan de manera ilógica. La combinación de un ambiente en el que abunda la presión de sus pares y un cerebro subdesarrollado genera muy frecuentemente la toma de malas decisiones. En el caso de la intimidación, esta mala decisión es para el beneficio individual a costa de otros. Esto lleva a los adolescentes a intimidar simplemente a causa de razones sociales, sin un beneficio claro. Por ejemplo, un adolescente intimidador podría robar el CD de un condiscípulo con música que tal vez ni le gusta, simplemente por razones de presión social y el status que adquiere con "ser malo", de acuerdo con el libro, "La guía de acción del intimidador: Cómo ayudar a tu hijo y hacer que tu escuela escuche" por el experto en intimidación Edward Dragan.

Las circunstancias de intimidación del adolescente

Mientras toda intimidación es producto del uso del poder para dominar a sus pares, la intimidación en los adolescentes está más enfocada en la escalada de una lucha de poder consigo mismo, empujando al aspecto de dominación al fondo. Los investigadores del cerebro del adolescente ahora saben que los adolescentes están especialmente inclinados a involucrarse a sí mismos en conflictos de poder. De acuerdo con el libro "Porqué ellos actúan de esa manera" por el psicólogo y autor David Walsh, "el cerebro del adolescente está construido para una lucha de poder." Esto puede explicar porque los adolescentes que son intimidados probablemente respondan a esa intimidación, resultando en consecuencias graves como balaceras y apuñalamientos en la escuela. Los investigadores como Walsh describen los años adolescentes como un tiempo en el cual los niños se están preparando para el mundo real, y la intimidación sería una estrategia para ganar conflictos.

Motivadores familiares

En la escuela, no toda intimidación es el resultado directo de ser un adolescente. como Dagan lo pone en "La guía de acción del intimidador", "Los padres y las relaciones familiares juegan una parte importante en el surgimiento de una persona intimidadora". Él hace notar que una de las motivaciones de la intimidación es el deseo para controlar. Los adolescentes que viven bajo reglas estrictas, quizá en familias controladoras, utilizan la intimidación para satisfacer su necesidad de controlar, la cual a menudo no está satisfecha en la vida de sus familias. Otro motivador es el deseo por la atención. Los adolescentes criados en hogares fríos y sin amor podrían satisfacer su deseo por la atención de los adultos actuando a través de la intimidación hacia otros niños. Finalmente, los modelos de paternidad deficientes podrían inadvertidamente enseñar que las conductas violentas son una forma apropiada para resolver problemas, el cual es el caso con los adolescentes víctimas de abuso.

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