¿Cuáles son los peligros de las piscinas de natación cubiertas?

Algunas piscinas de interior presentan una decoración detallada.

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Las piscinas de natación cubiertas son valiosas para cualquier comunidad. Éstas aportan oportunidades de recreación y ejercicio durante todo el año, en especial cuando el clima frío hace que nadar al aire libre sea imposible. El agua climatizada es beneficiosa para los mayores y los niños, como son los hidromasajes y las piscinas poco profundas para bebés que a veces ofrecen las instalaciones acuáticas de interiores. Pero por debajo de esas aguas calmas existen ciertos peligros ocultos.

Enfermedades

Los tratamientos químicos mantienen las piscinas cubiertas a salvo de muchas enfermedades contagiables. Las aguas sin tratar se deterioran rápidamente formando ambientes tóxicos, de modo que un mantenimiento cuidadoso y pruebas frecuentes son importantes. De acuerdo con el Centers for Disease Control (CDC) and Prevention, el cloro es el desinfectante más comúnmente usado en piscinas de interior. Éste reacciona ante el contacto con contaminantes como orina, bacterias y virus. Cuando el número de nadadores se incrementa, se pone en juego la capacidad de desinfección del establecimiento. No higienizar adecuadamente o no poder equilibrar el agua de la piscina puede resultar en enfermedades producidas por E. Coli y Guardia, afirma el CDC. Cualquier instalación que fomente la agrupación de muchas personas puede fomentar la transmisión de enfermedades infecciosas, en particular durante la temporada de gripe.

Reacciones

De acuerdo con la Dra. Mary Pohlman, profesora asistente de clínica médica en la Southern Illinois University School of Medicine y miembro del United States Masters Swimming Sports Medicine Committee, en un artículo de "Swimmer Magazine" de mayo de 2010, los subproductos de la desinfección de la piscina pueden causarles problemas de salud a algunas personas. El cloro es un gas inodoro, pero los compuestos cloraminados resultantes de su interacción con amoníaco o contaminantes orgánicos tienen un fuerte olor que típicamente se asocia con las piscinas cloradas. Ademeás, ciertas cloraminas como la dicloramina producen irritación ocular y de los pasajes nasales. Las tricloraminas y trihalometanos se forman cuando los niveles de contaminantes de la piscina aumentan. Algunos nadadores han reportado reacciones asmáticas a los químicos, y los estornudos y la tos son comunes. Las piscinas de interior son especialmente susceptibles a la acumulación de químicos irritantes en su atmósfera. La pobre ventilación resulta en vapores atrapados dentro de la estructura de la piscina, degradando aún más la calidad del aire. Incluso la mejor ventilación no puede compensar la falta de radiación ultravioleta de la luz solar que reciben las piscinas al aire libre. El CDC dice que los rayos ultravioletas ayudan a descomponer algunos de los subproductos del proceso de desinfección, de modo que algunas piscinas de interior utilizan luz ultravioleta especial o un tratamiento de ozono, ademeás de la desinfección con cloro, para mejorar la calidad del agua y del aire.

Rayos

Los rayos son otro peligro asociado con las piscinas de interior, un hecho que sorprende a algunos clientes. De acuerdo con el National Lightning Safety Institute, alrededor de 22 millones de rayos caen cada año en los Estados Unidos. Los conductores de baja resistencia, como las cañerías o líneas de gas pueden introducir la electricidad de un rayo que cayó en un sitio cercano al interior de los edificios con piscinas de natación. Las personas que están en contacto simultáneo con el agua y cualquier superficie metálica corren riesgo de sufrir lesiones graves. EL National Lightning Safety Institute recomienda que cuando caigan rayos en un radio de 6 a 8 millas de una piscina, las personas a cargo deben evacuar a los clientes a zonas secas y seguras dentro del edificio y evitar que nuevos clientes ingresen. nadie debe volver a ingresar al agua por al menos 30 minutos luego de que el último rayo haya caído en el área.

Peligros básicos

Dejando de lado las bacterias exóticas y la posibilidad de la caída de un rayo, nadar en una piscina de interior conlleva peligros más mundanos. Conoce la profundidad de las aguas antes de lanzarte. Tirarte en aguas poco profundas es peligroso para una persona sin experiencia, y sólo un poco menos peligroso para un experto. Recuerda la regla básica de no correr alrededor de la piscina para evitar la posibilidad de resbalarte sobre la superficie mojada.

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