Cómo afecta la violencia doméstica a los niños

La violencia doméstica afecta no sólo a la víctima, sino también a los hijos.

Hemera Technologies/AbleStock.com/Getty Images

Los niños en edad preescolar y kindergarten que han sido testigos de violencia doméstica o que han experimentado el abuso en sí no son lo suficientemente maduros como para comprender plenamente la situación. La conclusión más común de los niños pequeños es que deben haberse portado mal, por lo que se culpan a sí mismos, dando lugar a sentimientos de culpa y nerviosismo. Ya que los niños de esta edad no suelen tener las habilidades verbales para explicar cómo se sienten, tienden a actuar para demostrar que están molestos por tanto se vuelven callados y retraídos o actúan muy apegados y tienen miedo de estar solos. Los niños pequeños también pueden experimentar síntomas físicos debido a la exposición a la violencia doméstica, como no comer o dormir, tener dolores de cabeza o dificultad para concentrarse.

Niños pequeños

Preadolescentes

Los niños preadolescentes (generalmente de alrededor de 9 a 12 años) son más capaces de entender el significado de la situación de la violencia doméstica y experimentan más ansiedad y problemas de comportamiento que los niños más jóvenes. Tienden a tener pesadillas, así como problemas de alimentación y sueño. Los preadolescentes son más propensos a volverse rebeldes en la escuela y actuar de forma violenta contra sí mismos como una forma de llamar la atención, como meterse en peleas con los niños en la escuela o golpear a sus familiares. Las niñas preadolescentes que sufren violencia doméstica tienden a ser tranquilas y evitan la actividad social. Dado que es más probable mantener su vida familiar en secreto, no pueden invitar a sus amigos, por lo tanto, se vuelven solitarias. Dado que las niñas tienen menos probabilidades de actuar, sus síntomas suelen pasar desapercibidos.

Adolescentes

Los adolescentes que son víctimas de violencia doméstica son más propensos a tener problemas en la escuela, tanto en lo académico como en su comportamiento, debido a la tensión de vivir en un hogar violento. Pueden fallar en las clases, meterse en peleas con otros estudiantes, ser rebeldes contra la autoridad y finalmente abandonar la escuela. La exposición a la violencia doméstica también tiende a afectar a los adolescentes más seriamente en sus decisiones personales. Son propensos a abusar de las drogas y el alcohol para aliviar sus sentimientos de ansiedad o baja autoestima. Los adolescentes que vienen de un hogar violento, también es probable que repitan el ciclo de violencia en sus relaciones, ya sea por su pareja o cónyuge que mental, emocional o físicamente abusan de ellos o llegar a ser abusivos ellos mismos, ya que es a lo que ellos están acostumbrados.

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